Por David Arengas
El clásico del Eje Cafetero entre Once Caldas y Deportivo Pereira terminó con una victoria para el equipo local, pero el resultado deportivo quedó opacado por una grave denuncia de racismo. El técnico del Deportivo Pereira, Luis Fernando Suárez, denunció que el jugador hondureño Rubilio Castillo fue víctima de insultos racistas por parte de un jugador del Once Caldas.
De confirmarse los hechos, Once Caldas y el jugador Joel Contreras, señalado como el responsable de los insultos, podrían enfrentar duras sanciones por parte de la Dimayor, basadas en el Código Disciplinario de la Federación Colombiana de Fútbol.
El reglamento es claro y contundente en cuanto a las sanciones por actos de racismo en el fútbol colombiano. El artículo 63 del Código Disciplinario establece que cualquier persona que incurra en "conducta violenta" contra jugadores rivales u otras personas, incluyendo insultos racistas, será sancionada con suspensión de dos (2) a cuatro (4) fechas y multa de trece (13) a veinte (20) salarios mínimos diarios legales vigentes al momento de la infracción.
En el caso de Joel Contreras, la sanción podría ser aún mayor si se considera que los insultos racistas constituyen una "conducta agravada". Además de la suspensión y la multa, el jugador podría enfrentar otras sanciones disciplinarias, como la prohibición de ingresar a los estadios y la pérdida de puntos para su equipo.
Pero las sanciones no recaerían únicamente sobre el jugador. El Once Caldas también podría ser sancionado por la conducta de su jugador, ya que el Código Disciplinario establece que los clubes son responsables de la conducta de sus jugadores y miembros. La sanción para el equipo podría incluir multas económicas, la pérdida de puntos en el campeonato y hasta el cierre parcial o total del estadio.
Es importante destacar que estas sanciones son solo una posibilidad y que la Dimayor deberá investigar lo sucedido y determinar la responsabilidad de los implicados antes de tomar cualquier medida. Sin embargo, la gravedad de la denuncia y la contundencia del reglamento dejan en claro que el racismo no tiene cabida en el fútbol colombiano y que los responsables serán castigados con todo el peso de la ley.
Este incidente nos recuerda la importancia de seguir luchando contra el racismo en el deporte y en la sociedad en general. El fútbol debe ser un espacio de inclusión y respeto, donde no haya lugar para la discriminación de ningún tipo.
¿Crees que las sanciones contempladas en el reglamento son suficientes para combatir el racismo en el fútbol? ¿Qué otras medidas se podrían tomar para erradicar esta lacra del deporte? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios!
21/02/2025
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