Por David Arengas
El fútbol dice adiós a uno de sus más grandes exponentes: Andrés Iniesta. El cerebro del FC Barcelona y la Selección Española ha decidido colgar las botas, dejando un legado imborrable en el deporte rey. Sin embargo, hay un partido en particular que marcó su carrera y que merece ser recordado: el amistoso ante Colombia en 2011.
Aquella noche en el Santiago Bernabéu, la Selección Colombia, dirigida por Hernán Darío Gómez, demostró que era capaz de plantar cara a cualquier rival. Los cafeteros, con una mezcla de juventud y experiencia, lograron neutralizar a un Andrés Iniesta que, por momentos, pareció ajeno al partido. La presión alta y la marca férrea de los colombianos impidieron que el manchego desplegara su habitual magia y creara peligro en el área rival.
Colombia, con jugadores como Falcao García, Amaranto Perea, Pablo Armero y Juan Guillermo Cuadrado, mostró una intensidad y una efectividad que sorprendió a propios y extraños. Los cafeteros tuvieron varias oportunidades de abrir el marcador, pero la falta de puntería y las intervenciones de Iker Casillas lo impidieron.
Finalmente, sería David Silva quien marcaría la diferencia, anotando el único gol del partido en los minutos finales. Sin embargo, la actuación de Colombia dejó una gran impresión y demostró que estaban en condiciones de competir con las mejores selecciones del mundo.
Ese partido fue un claro ejemplo de cómo un equipo bien organizado y con una gran intensidad puede neutralizar a los mejores jugadores del mundo. Andrés Iniesta acostumbrado a dominar los partidos, se encontró con un rival que le puso las cosas muy difíciles. Justamente ese día su calificación de acuerdo a las diversas aplicaciones de estadísticas rondo un 6.2.
La despedida de Andrés Iniesta es una pérdida para el fútbol mundial. Su elegancia, su visión de juego y su capacidad para marcar goles importantes lo convierten en uno de los mejores centrocampistas de la historia. Sin embargo, aquel partido ante Colombia quedará grabado en la memoria de los aficionados, como un recordatorio de que incluso los más grandes pueden tener un mal día.
22/11/2024
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