Por David Arengas
La pasión por el fútbol a veces desborda y se transforma en actos de violencia que empañan la fiesta deportiva. Un claro ejemplo de ello fue el vandalismo perpetrado por hinchas de Independiente Santa Fe contra el mural de Radamel Falcao García en el estadio El Campín, previo al clásico capitalino ante Millonarios.
El mural, que había sido realizado como un homenaje al 'Tigre' tras su llegada al cuadro 'embajador', fue objeto de pintadas con el escudo de Santa Fe y una 'X' sobre la nariz del delantero colombiano. Este acto vandálico generó una ola de repudio en las redes sociales, donde los usuarios condenaron la actitud de los responsables.
Si bien la obra de arte no tenía una clara alusión a Millonarios, la asociación del mural con el equipo 'embajador' debido al fichaje de Falcao fue suficiente para que los hinchas 'cardenales' decidieran dañarlo.
Este lamentable suceso pone de manifiesto que, a pesar de la pasión que genera el clásico capitalino, existen límites que no deben ser transgredidos. El vandalismo no es una forma de expresar el fervor por un equipo, sino una muestra de intolerancia y falta de respeto.
Es importante recordar que el fútbol es un deporte que debe unir a las personas, y no separarlas. Los actos de violencia como el ocurrido en El Campín sólo sirven para generar divisiones y empañar la imagen de la institución y de sus seguidores.
Este hecho nos invita a reflexionar sobre la importancia de fomentar una rivalidad sana y respetuosa entre las hinchadas. Es necesario que los líderes de las barras bravas y los clubes trabajen en conjunto para erradicar este tipo de actos vandálicos y promover una convivencia pacífica entre los aficionados.
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