Por David Arengas
El fútbol colombiano está de luto. Uno de sus hijos más prolíficos, Jhon Duque, ha decidido ponerle punto final a su brillante carrera. A los 32 años, el volante que vistió las camisetas de los tres grandes del fútbol colombiano: Millonarios, Atlético Nacional y Santa Fe, ha anunciado su retiro. Una lesión crónica en el tobillo lo ha obligado a tomar esta difícil decisión, poniendo fin a una era dorada para el fútbol nacional.
Duque, comparado en múltiples ocasiones con el portugués Luis Figo por su capacidad de trascender fronteras dentro de su país, siempre fue más que un simple futbolista. Era un símbolo, un referente. Su llegada a cada uno de los equipos grandes era recibida con euforia, y su partida, siempre con nostalgia.
Su paso por Millonarios lo consolidó como un líder. En Nacional, se convirtió en un ídolo, levantando múltiples títulos y dejando una huella imborrable en el corazón de la afición verdolaga. Y en Santa Fe, aunque su paso fue más corto, demostró una vez más su compromiso y profesionalismo.
La lesión en el tobillo, una artrosis crónica, fue un golpe duro para Duque. A pesar de los tratamientos y la rehabilitación, el dolor persistente y la falta de continuidad lo obligaron a tomar una decisión que, aunque dolorosa, era necesaria. "Es una decisión difícil, pero la salud está primero", expresó el volante en una entrevista.
Más allá de los títulos y los números, Duque deja un legado de entrega, pasión y profesionalismo. Su juego elegante, su visión de juego y su capacidad para marcar la diferencia en los momentos clave lo convirtieron en uno de los mejores volantes de su generación.
Su retiro es una pérdida irreparable para el fútbol colombiano, pero también es una oportunidad para celebrar su carrera y agradecerle todo lo que le dio al fútbol nacional.
09/01/2025
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