Por David Arengas
La reciente reaparición de unas declaraciones de Iván Ramiro Córdoba sobre su deseo de presidir la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) ha reavivado el debate sobre la estructura de poder en el balompié nacional. El exfutbolista, una de las figuras más respetadas del fútbol colombiano, manifestó en el pasado su intención de liderar el ente rector del fútbol en el país, y ahora sus palabras han sido rescatadas por un reconocido periodista, quien insinúa que los sectores de poder nunca permitirán su llegada al cargo.
“Quiero ser presidente de la Federación Colombiana de Fútbol. Me he preparado para serlo y contribuir con el fútbol de mi país”, fueron las palabras de Córdoba, citadas en una publicación en X (antes Twitter) que generó una ola de reacciones. El periodista que las compartió agregó un comentario contundente: “El ‘establecimiento’ nunca lo permitirá. Votaría por él a ojos cerrados. No tengo voto”, dejando entrever que existen fuerzas detrás del fútbol colombiano que blindan la FCF de figuras externas al actual sistema.
La figura de Iván Ramiro Córdoba trasciende su exitosa carrera como futbolista. El exdefensor, campeón de la Copa América con Colombia en 2001 y emblema del Inter de Milán en la época dorada del club italiano, ha continuado su camino en la gestión deportiva, desempeñándose como dirigente en equipos de alto nivel en el extranjero. Su conocimiento y experiencia en la administración del fútbol lo perfilan como un candidato serio y capacitado para dirigir la FCF. Sin embargo, sus aspiraciones parecen chocar con un sistema que ha sido cuestionado por su falta de transparencia y su resistencia a cambios estructurales.
No es un secreto que la Federación Colombiana de Fútbol ha sido dirigida por un grupo reducido de dirigentes por décadas, con poca apertura a la renovación. Las acusaciones de corrupción, el escándalo de la reventa de boletas en las Eliminatorias a Rusia 2018 y la constante polémica por la falta de un plan de desarrollo claro para el fútbol nacional han minado la confianza en la institución. En este contexto, la idea de que un exfutbolista con una visión diferente llegue a la presidencia genera resistencia entre los sectores que han manejado el ente rector durante años.
La reacción en redes sociales no se hizo esperar. Mientras algunos seguidores del fútbol colombiano ven en Córdoba una alternativa refrescante y necesaria para cambiar el rumbo de la FCF, otros consideran que su llegada es inviable debido a los intereses enquistados en la institución. “Ojalá se diera un cambio así, pero sabemos que esos puestos ya tienen dueño”, escribió un usuario en X. Otro comentó: “Córdoba es de los pocos con la capacidad y el carácter para hacer algo bueno por nuestro fútbol, pero lo van a bloquear como sea”.
Lo cierto es que, hasta el momento, la FCF no ha mostrado signos de querer abrir la puerta a figuras como Córdoba en su estructura de poder. Las elecciones para la presidencia del organismo suelen darse en un ambiente hermético, con pocos cambios en la dirigencia y sin un proceso abierto que permita la llegada de nuevos actores con propuestas renovadoras.
La interrogante sigue abierta: ¿Podrá Iván Ramiro Córdoba, o cualquier otro exjugador con una visión distinta, romper con el monopolio que ha dominado la Federación Colombiana de Fútbol? O, como insinúa el periodista que revivió sus palabras, ¿en Colombia sigue siendo imposible que un cambio real ocurra en las altas esferas del fútbol? El debate está sobre la mesa, y la afición sigue esperando respuestas.
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